jueves, septiembre 02, 2004

Yo, truñobot

Primera ley:
Por el bien de la salud física y mental de la humanidad, ningún guionista de Hollywood deberá basarse nunca más en novelas de Asimov (y ampliando, de nadie) para cometer tal aberración en forma de película.

Segunda ley:
Si la humanidad está en peligro, que no la vuelva a salvar Will Smith, aunque ello contradiga la primera ley sobre la salud humana.

Tercera ley:
Si puedes hacer algo mejor en tu vida, no vayas a ver la peli, y sí lo que tienes que hacer es peor que la peli, tampoco vayas a verla.


Bien, película palomitera, protagonizada por el inefable Príncipe de bel... digo Will Smith, que un día decidió dar el salto a la gran pantalla para gozo y alegría de sus fans y de las productoras, ya que la mayoría de sus películas, aunque pésimas, so éxito de taquilla. y eso es lo cuenta al fin y al cabo, ¿no?
Basándose en la idea de la novela del mismo nombre (Yo, robot) de Isaac Asimov, asistimos a un espectáculo efectista, donde los personajes son planos, los secundarios prescindibles (odiosa la abuela en plan Tía May de Spiderman) y el abuso del efecto “tiempo-bala” de Matrix llega a cansar, lo mismo que los mareantes efectos de cámara.

Chistes fáciles, aderezado con filosofía de preescolar sobre la libertad de pensamiento, el destino y el mal uso de la tecnología,y encima, muchas de las preguntas planteadas se pueden ver magistralmente respondidas en una gran película Anime como Ghost in the Shell, sin tener que aguantar las caritas graciosas del bueno de Smith (es un poco como Frodo y su cara de dolor en El Señor de los Anillos).

Destacaré de este videoclip de anuncios subliminales (reto a quien no me haga caso y vea la película que intente adivinar todos los productos y marcas que se publicitan sutilmente en la primera media hora) dos escenas ridículas: La de la entrada de los protagonistas al edificio central; y eso que se supone que es el centro neurálgico para el control mundial de la humanidad... pues menuda seguridad. Por otra parte, ver la pelea entre los humanos, que en 3 minutos se arman de bates, cadenas, armas y cócteles molotovs, contra los robots (que se mueven como Spiderman) en plan Batalla de Braveheart tiene su no sé que de vergüenza ajena.
En fin, que sales de la película con esas preguntas trascendentales como ¿Podrán algún día las maquinas tener sentimientos? o ¿qué tal sabrá la crema de alcachofas con queso azul? que tanto me gustan, pero al minuto te olvidas, porque sabes que las maquinas seguirán siendo lo que son por mucho tiempo... aunque creo que mi tostadora me mira mal últimamente...

Lo mejor:
-La chupa de cuero de Will Smith, creo que me compraré una así.
-El agente Spooner (Smith) conduce igual de mal que yo.
-La cantidad de chistes y comentarios ingeniosos que le puedes sacar a cada escena.
-Hay que admitir que se deja ver y no es tan infumable como Troya o El día de mañana.

Lo peor:
-La larga lista de fallos que tiene, pero que no pondré.
-Mucho efecto especial para tapar un guión infantil.
-Iván Muelas dobla bien a Will Smith, pero en el príncipe de Bel-Air, en Inglés, Will tiene un vozarrón que queda mejor que su voz habitual.
-¿Pero dónde está Bender?
-Hay más cosas, pero tampoco es cuestión de ensañarse.
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