La gente suele definirme como un hedonista que promulga la vagancia, la irresponsabilidad o los vicios que afecten la salud. Yo les digo que vivo intensamente y ejerzo el derecho a sentirme bien, vibrar con las cosas que me gustan y exaltar un poco más la sensibilidad. No hay nada más falso que pensar que no merecemos la alegría y que la actitud ascética es necesaria para crecer como ser humano.