I Can't Remember Anything Can't Tell If this Is True or Dream
Esta mañana me he levantado raro (como todas las mañanas.......ah no, si anoche no saliste) y sobre todo con ganas de escribir. Como no sabía muy bien que tema elegir, ya que tengo muchos en mente, dejé que el azar decidiera por mí.Así que elejí toda la lista de canciones que tengo bajadas y le dí al Random, a ver cual era la primera que me inspirara. Deseaba una canción que me hiciera sentir bien. Me sale One, de Metallica...me digo:
-Vale, hoy toca rallarse, pero no lo haré solo.
¿Y en el fondo, porque nos rallamos tanto? Tantas veces actuamos como si nuestras vidas fuesen grises y mediocres, como si fuésemos simples actores de una obra de teatro que no nos gusta, como si nos estuviéramos perdiendo algo increíble que ocurre fuera, porque vemos a gente feliz a nuestro alrededor, parejas paseando demostrando su amor en público, gente a la que la Fortuna le sonríe con una salud envidiable, personas que consiguen triunfar en sus trabajos sin tener que ser unos míseros trepas. Y esa gente, ves que no hacen mayor esfuerzo de los que tu has hecho, ni han tenido que sufrir como tu, sin embargo esos son los hechos, y que voy a decir que no se sepa ya. Muchos de esos triunfadores dicen que son así porque son dueños de su Destino. JUAS. ¿Hábrase visto mayor muestra de orgullo e ignorancia en tan pretenciosa afirmación? Dueños de su destino. pensadlo bien. Estan nuestros actos condicionados, sea el resultado final que sea, a una serie a veces incontables de pequeñas casualidades que ni de coña uno puede aspirar a controlar. Y el mismo simple hecho de que yo ahora mismo decida levantarme y salir de mi cuarto, ya está determinado por casualidades que podrían hacer perfectamente que me quedará en el sitio, me cayera, o en el peor de los casos, se me derrumbara el marco de la puerta. Exagerado este punto, lo sé, pero a escala de actividad diaria, solo esos factores determinan que lleguemos vivos a un sitio, que conozcamos a cierta persona o nos encontremos 20 euros en un servicio público. La suma de todas esas casualidades es la que llamamos Destino, y el cruce de todos los caminos que emprenden todos los Destinos, algunos lo llaman Voluntad de Dios, para mí es “El gran Club de la Comedia de Dios y sus amigos”. Si de verdad existe un Dios, una fuerza cósmica que dirige los destinos o casualidades, creo que sólo actuó una vez en toda la historia del Universo, en este preciso momento:
10-10 segundos tras el Big Bang, cuando se forman protones y neutrones, también se forma la materia, y la antimateria, de manera simétrica donde una anularía a la otra. pero resulta que el crecimiento no fue del todo simétrico, sino que por cada 100 millones de partículas de antimateria, se formaba una más de materia, lo que permitió la existencia de estrellas, planetas.......y vida.
Tras esto, no creo que uno sea de verdad dueño de nada, o casi nada, seremos dueños de nuestras ideas hasta que otro piense como nosotros, de nuestros actos hasta que alguien nos cohiba nuestros derechos, de nuestros bienes hasta que los perdamos, pero hay algo de lo que si somos dueños, es nuestro, lo manejamos a nuestro antojo y nos ayuda más de lo que muchos pensamos, somos dueños de nuestra dignidad, y el ser consciente de ello, es llegar mucho más de donde otros ya quisieran estar.
Los afortunados solo han estado en el momento idóneo en el lugar adecuado, simplemente, y eso no es algo que se aprende fácilmente, se puede intuir y ganar experiencia, pero nunca lo controlaremos a más del 50%. En el fondo es triste, porque eso acaba determinando que muchas veces, la mayor parte de las veces, hagas lo que hagas, da igual lo bien que lo hagas, el resultado de tu esfuerzo será el mismo que si lo hubieses hecho mal, y esto lo hablo por experiencia (demasiada...), y más de una vez, uno se ve tentado a arrojar la toalla y pasar de todo, no esforzarse para nada y empezar a vivir una vida gris y mediocre. Es el camino fácil que es mejor evitar, aunque es duro, muy duro. El hacer las cosas bien, el esforzarse en querer hacerlas lo mejor que uno puede aunque no tenga su resultado esperado de forma inmediata, SÍ lo tiene a largo plazo, te da la satisfacción de un trabajo bien hecho, algo hecho por ti, y eso sienta las bases a la llave del que quiera triunfar bien: La confianza en uno mismo.
Bien, tenemos dignidad, y tenemos confianza en uno mismo, pero si no las sabemos utilizar, es como si no las tuviésemos, para mí, la clave del buen uso, ha sido, paradójicamente, el fracaso, ya que es lo único que te obliga a levantarte cada vez y esforzarte cada día, y así, con esos elementos, nuestros, es como se puede afrontar cara a cara una vida que sonríe a unos, se acuesta con otros, y escupe en la cara de una mayoría.
¡Disfrutad del verano!
-Vale, hoy toca rallarse, pero no lo haré solo.
¿Y en el fondo, porque nos rallamos tanto? Tantas veces actuamos como si nuestras vidas fuesen grises y mediocres, como si fuésemos simples actores de una obra de teatro que no nos gusta, como si nos estuviéramos perdiendo algo increíble que ocurre fuera, porque vemos a gente feliz a nuestro alrededor, parejas paseando demostrando su amor en público, gente a la que la Fortuna le sonríe con una salud envidiable, personas que consiguen triunfar en sus trabajos sin tener que ser unos míseros trepas. Y esa gente, ves que no hacen mayor esfuerzo de los que tu has hecho, ni han tenido que sufrir como tu, sin embargo esos son los hechos, y que voy a decir que no se sepa ya. Muchos de esos triunfadores dicen que son así porque son dueños de su Destino. JUAS. ¿Hábrase visto mayor muestra de orgullo e ignorancia en tan pretenciosa afirmación? Dueños de su destino. pensadlo bien. Estan nuestros actos condicionados, sea el resultado final que sea, a una serie a veces incontables de pequeñas casualidades que ni de coña uno puede aspirar a controlar. Y el mismo simple hecho de que yo ahora mismo decida levantarme y salir de mi cuarto, ya está determinado por casualidades que podrían hacer perfectamente que me quedará en el sitio, me cayera, o en el peor de los casos, se me derrumbara el marco de la puerta. Exagerado este punto, lo sé, pero a escala de actividad diaria, solo esos factores determinan que lleguemos vivos a un sitio, que conozcamos a cierta persona o nos encontremos 20 euros en un servicio público. La suma de todas esas casualidades es la que llamamos Destino, y el cruce de todos los caminos que emprenden todos los Destinos, algunos lo llaman Voluntad de Dios, para mí es “El gran Club de la Comedia de Dios y sus amigos”. Si de verdad existe un Dios, una fuerza cósmica que dirige los destinos o casualidades, creo que sólo actuó una vez en toda la historia del Universo, en este preciso momento:
10-10 segundos tras el Big Bang, cuando se forman protones y neutrones, también se forma la materia, y la antimateria, de manera simétrica donde una anularía a la otra. pero resulta que el crecimiento no fue del todo simétrico, sino que por cada 100 millones de partículas de antimateria, se formaba una más de materia, lo que permitió la existencia de estrellas, planetas.......y vida.
Tras esto, no creo que uno sea de verdad dueño de nada, o casi nada, seremos dueños de nuestras ideas hasta que otro piense como nosotros, de nuestros actos hasta que alguien nos cohiba nuestros derechos, de nuestros bienes hasta que los perdamos, pero hay algo de lo que si somos dueños, es nuestro, lo manejamos a nuestro antojo y nos ayuda más de lo que muchos pensamos, somos dueños de nuestra dignidad, y el ser consciente de ello, es llegar mucho más de donde otros ya quisieran estar.
Los afortunados solo han estado en el momento idóneo en el lugar adecuado, simplemente, y eso no es algo que se aprende fácilmente, se puede intuir y ganar experiencia, pero nunca lo controlaremos a más del 50%. En el fondo es triste, porque eso acaba determinando que muchas veces, la mayor parte de las veces, hagas lo que hagas, da igual lo bien que lo hagas, el resultado de tu esfuerzo será el mismo que si lo hubieses hecho mal, y esto lo hablo por experiencia (demasiada...), y más de una vez, uno se ve tentado a arrojar la toalla y pasar de todo, no esforzarse para nada y empezar a vivir una vida gris y mediocre. Es el camino fácil que es mejor evitar, aunque es duro, muy duro. El hacer las cosas bien, el esforzarse en querer hacerlas lo mejor que uno puede aunque no tenga su resultado esperado de forma inmediata, SÍ lo tiene a largo plazo, te da la satisfacción de un trabajo bien hecho, algo hecho por ti, y eso sienta las bases a la llave del que quiera triunfar bien: La confianza en uno mismo.
Bien, tenemos dignidad, y tenemos confianza en uno mismo, pero si no las sabemos utilizar, es como si no las tuviésemos, para mí, la clave del buen uso, ha sido, paradójicamente, el fracaso, ya que es lo único que te obliga a levantarte cada vez y esforzarte cada día, y así, con esos elementos, nuestros, es como se puede afrontar cara a cara una vida que sonríe a unos, se acuesta con otros, y escupe en la cara de una mayoría.
¡Disfrutad del verano!
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